De todas ellas, la más importante es la astringencia, que supone una perdida de untuosidad del vino provocada por la contracción de las mucosas bucales situadas sobre la lengua y por encima de los incisivos superiores.
OIDO
Es el sentido que menos participa en la cata, pero proporciona informaciones muy valiosas, como por ejemplo, el ruido que hace un vino al caer en la copa, que nos ayuda a confirmar otras sensaciones que percibimos con otros sentidos, como la densidad, la ligereza, la viscosidad…
Una vez esto, como les hemos dicho al principio, para catar es necesario entrenar y afinar los sentidos, de ir cogiendo practica de modos y maneras sencillas y de hacer las cosas fáciles.