martes, 13 de marzo de 2012

LOS GUARDAVIÑAS

¿Sabéis lo que es un guardaviñas? No estamos hablando de una persona, sino de una construcción rural. Desde finales del siglo XIX y hasta no hace demasiado tiempo, los agricultores riojanos han levantado una especie de chozas de piedra con multitud de utilidades en sus quehaceres diarios en las viñas. Se trata de una estructura de planta circular con muros de piedra verticales hasta una altura y que convergen en un punto central mediante una cúpula. Algunos, los más grandes, tenían una apertura en lo alto de la cúpula por la que salía el humo que generaba el fuego que hacían en el interior. 


Los guardaviñas, también llamados "chozos", servían de refugio durante el frío invierno, daban sombra en el verano, servían de almacén para los aperos de labranza y además, y de ahí viene su nombre, eran un elemento disuasorio ante posibles robos en la viña; donde había un guardaviñas, podía haber una persona. Normalmente, se plantaba un árbol justo al lado, para potenciar la sombra sobre el chozo durante el verano y donde se ataban las caballerizas mientras el agricultor estaba en el interior. Se utilizaban para su construcción las piedras que se apartaban durante las labores de arado en las viñas, en su mayoría fragmentos de arenisca, tan típica y frecuente en esta zona de La Rioja.


En fin, hace dos fines de semana, dando un paseo por el campo con la bici de montaña, nos sorprendió a mi hermano y a mi un chaparrón tan propio de esta época del año. Por suerte, cuando más fuerte llovía pasamos junto a un guardaviñas que estaba al borde del camino y no dudamos en cobijarnos allí dentro. Es entonces cuando, después de haberlos visto tantas y tantas veces, llegamos a valorar de verdad que en aquellos tiempos del siglo pasado donde no había coches, ni tractores y donde los viticultores pasaban largas horas en el campo, estos guardaviñas ofrecían su importante función:  un rudimentario pero necesario cobijo al viticultor ante situaciones adversas. 


Mientras llovía, sacamos nuestros bocadillos y nos los comimos, relativamente cómodos sentados en unas piedras del interior. En aquel rato que pasamos dentro de aquel bonito guardaviñas, agradecimos muchísimo que el dueño actual lo hubiera mantenido tan limpio y bien conservado. Sirva esto de  reconocimiento a todos aquellos agricultores que teniendo en la actualidad un guardaviñas en sus parcelas, los conservan y mantienen. Al fin y al cabo, son un símbolo de la viticultura de La Rioja.

2 comentarios:

  1. Mi abuelo aun conserva uno, cerca de Cenicero. Da gusto recordar estas cosas; muchas gracias.

    Hilario

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